Como Mercado, la participación laboral femenina tiene 2
focos desde los cuales posicionarse: desde la mirada de la organización que
“adquiere” trabajo, en particular de las mujeres, y que debe lidiar con un complejo sistema
de instituciones y regulaciones laborales, asociadas por ejemplo a la ley de sala cuna, que exige facilidades de acceso a una sala cuna para empresas con más de 20 trabajadoras, además de la ley de fuero maternal, que protege a las madres de la desvinculación hasta que el hijo cumple 2 años y la reciente ley de postnatal de 6 meses.
Desde el otro punto de vista están las mujeres como oferentes, quienes empeñan su tiempo y esfuerzo a cambio de
una remuneración, y deben evaluar la conveniencia de esa renta en contraste con
las labores de crianza, principalmente asumidas por ellas en la sociedad. En este análisis se debe considerar que las mujeres reciben estadísticamente menos remuneración que los hombres, además de los costos (y riesgos) de tercerizar el cuidado de los niños.
Entre éstas dos miradas, queremos averiguar cuál tiene mayor peso en la determinación de las tasas de participación laboral femenina en el país.
Hipótesis
Para contestar a esta interrogante, se pueden contrastar 2 hipótesis con distintas implicancias:
- Hipótesis con foco en la empleabilidad: Propone que son las empresas las que demandan menos el trabajo femenino en Chile, debido a la complejidad legal y los costos asociados a contratarlas. En caso de ser positiva ésta hipótesis, las tasas de cesantía femenina deberían ser significativamente más altas que las tasas de desocupación de los hombres, como consecuencia de que las mujeres con la intención de trabajar salen al mercado pero no logran ser contratadas.
- Hipótesis con foco en la familia: Son las mujeres quienes optan por no ofertar sus servicios al mercado, ya que no logran las condiciones necesarias para realizar las labores de crianza, en las que las parejas masculinas (cuando las hay) han tendido a participar poco. (Barros & Barros, 2008)
Análisis de datos
Los
datos arrojaron que en promedio un 36% las mujeres en edad laboral (sobre 15 años) participan de la fuerza laboral (ocupadas o desocupadas); en tanto los hombres en las mismas condiciones tienen una tasa de
participación promedio de un 74%, que ha oscilado entre un 70% y un 78% desde 1986. Sin
embargo, pese a que en los años 1986 y 1987 Chile tenía una tasa de
participación laboral femenina de un 28%, a finales de 2011 e inicios de 2012 ésta tasa aumentó progesivamente hasta un 48%, estimándose una tendencia a aumentar en un 0,6% por cada nuevo año, según se
puede observar en el siguiente gráfico:
Gráfico 01: Distribución de las tasas de participación laboral femenina (1986 - 2012) |
Dada la tendencia observada en la tasa de participación femenina, podemos asumir que alguno de los esfuerzos realizados
para mejorar ésta tasa están rindiendo frutos.
Para saber si ésta tendencia es estable en el tiempo y por lo tanto identificar cuándo se generaron acciones efectivas sobre la tasa de participación laboral femenina, se revisaron los casos outliers, a través de la función
DFBETA de Stata, que mide el impacto que tendría, para cada predictor, el eliminar
cada observación. La diferencia es significativa cuando el valor
obtenido es mayor a 2/Raíz(N), siendo N el número de casos en estudio (UCLA).
Con esto en mente, se observan en el gráfico a continuación aquellos casos
outliers que rompen la tendencia estimada:
Se observa en el gráfico 02 que a partir del año 2010 el
comportamiento de la participación laboral ha aumentado a un ritmo mayor que en
años anteriores. Al limitar la regresión al periodo 1986 - 2009, encontramos que la tasa de participación femenina tiende a aumentar un 0,12% por cada nuevo trimestre.
1.- Hipótesis de empleabilidad
En caso de que la tasa de participación laboral femenina se encuentre afectada por un rechazo de las empresas a contratar mujeres, se esperaría, en primer lugar, que las leyes de protección a la mujer y a la familia afectaran negativamente las tasas de participación laboral, en particular después del gobierno de Michelle Bachelet, donde se promovió fuertemente la igualdad de oportunidades de género a través de gestiones legislativas. Éste fenómeno, a la luz de los datos, no se cumplió en lo absoluto, siendo que incluso, en los últimos años, el aumento en la participación laboral femenina ha sido aún más marcado.
Por otro lado, si se considera que más mujeres han salido a participar en el Mercado laboral, si las empresas fueran reacias a contratarlas, se esperaría que las tasas de desocupación (cesantes y personas que buscan trabajo por primera vez en relación a la fuerza de trabajo femenina) aumentaran al ritmo que lo hacen las tasas de participación. En el siguiente gráfico se observa que el comportamiento de éstas dos tasas es inversamente proporcional, mientras la tasa de participación femenina sube, la tasa de desocupación femenina baja.
Debido a las dificultades de autocorrelación de los datos, no podemos testear si esta diferencia es significativa, como para descartar definitivamente la hipótesis de la empleabilidad. Sin embargo, dados los resultados gráficos, y la tendencia de la tasa de desocupación a disminuir en un 0,11% por cada año, donde la tasa de participación sube a un ritmo de un 0,6% en el mismo periodo, nos llevan a pensar seriamente en que las trabas legales y las dificultades que puedan presentarse por contratar mujeres son menores que los beneficios de incluirlas en su plana laboral. Las razones de ello pueden ser la falta de mano de obra disponible para realizar los proyectos requeridos por las organizaciones, el costo estadísticamente menor de contratar mujeres, entre otras razones que requerirán de posterior investigación.
2.- Hipótesis de la familia
Gráfico 02: Distribución de valores Dfbeta para cada observación, por año. Se identifican los outliers cuando se escapan de la zona delimitada por las bandas rojas. |
Con el periodo 2010 - 2012 no se pueden hacer análisis estadísticos, dado que el número de trimestres es tan sólo de 10 casos, sin embargo se puede observar a grandes rasgos cambios en la tendencia asumida en la tasa de participación laboral femenina. En el
gráfico 03 se observa que la tendencia desde el año 2010 corresponde a un aumento de un
0,38% por cada nuevo trimestre, sin embargo se observa gran variabilidad entre los
distintos periodos. Se observa mayor dispersión en éste
último periodo, probablemente porque la tendencia no se ha estabilizado, mostrando un aumento sostenido hasta el segundo semestre del año 2011, para luego estabilizarse en cifras cercanas al 47,5% de participación.
Gráfico 03: Distribución de la tasa de participación laboral femenina (2010 - 2012) |
Violación de supuestos
Al probar la eficiencia de los análisis realizados, se
encuentran dos fenómenos que cabe mencionar: los datos presentan outliers,
razón por la cual se separaron los periodos y se encontró que la tendencia ha cambiado en los últimos 2 años, pese a que no parece haberse estabilizado; por otra parte se evidencia que
existe autocorrelación positiva en los datos, propia de la inercia las series de tiempo, (Gujarati
& Porter) lo que significa que las observaciones no son independientes
entre sí, sino que la medición anterior afecta la siguiente, generando
dificultades en la eficiencia de las estimaciones realizadas. Debido a esto los
resultados de las estimaciones deben ser considerados de forma más general, requiriendose otros métodos de estimación de la significancia estadística de los datos, los cuales están, por el momento, fuera del alcance de quien realiza este estudio. Por esta razón no se ha considerado los índicadores R cuadrado ni los test de hipótesis, ya que sus resultados saldrían inflados por la autocorrelación.
Contraste de hipótesis
En caso de que la tasa de participación laboral femenina se encuentre afectada por un rechazo de las empresas a contratar mujeres, se esperaría, en primer lugar, que las leyes de protección a la mujer y a la familia afectaran negativamente las tasas de participación laboral, en particular después del gobierno de Michelle Bachelet, donde se promovió fuertemente la igualdad de oportunidades de género a través de gestiones legislativas. Éste fenómeno, a la luz de los datos, no se cumplió en lo absoluto, siendo que incluso, en los últimos años, el aumento en la participación laboral femenina ha sido aún más marcado.
Por otro lado, si se considera que más mujeres han salido a participar en el Mercado laboral, si las empresas fueran reacias a contratarlas, se esperaría que las tasas de desocupación (cesantes y personas que buscan trabajo por primera vez en relación a la fuerza de trabajo femenina) aumentaran al ritmo que lo hacen las tasas de participación. En el siguiente gráfico se observa que el comportamiento de éstas dos tasas es inversamente proporcional, mientras la tasa de participación femenina sube, la tasa de desocupación femenina baja.
Debido a las dificultades de autocorrelación de los datos, no podemos testear si esta diferencia es significativa, como para descartar definitivamente la hipótesis de la empleabilidad. Sin embargo, dados los resultados gráficos, y la tendencia de la tasa de desocupación a disminuir en un 0,11% por cada año, donde la tasa de participación sube a un ritmo de un 0,6% en el mismo periodo, nos llevan a pensar seriamente en que las trabas legales y las dificultades que puedan presentarse por contratar mujeres son menores que los beneficios de incluirlas en su plana laboral. Las razones de ello pueden ser la falta de mano de obra disponible para realizar los proyectos requeridos por las organizaciones, el costo estadísticamente menor de contratar mujeres, entre otras razones que requerirán de posterior investigación.
2.- Hipótesis de la familia
No hay comentarios:
Publicar un comentario