viernes, 21 de septiembre de 2012

Resultados 1


Como Mercado, la participación laboral femenina tiene 2 focos desde los cuales posicionarse: desde la mirada de la organización que “adquiere” trabajo, en particular de las mujeres, y que debe lidiar con un complejo sistema de instituciones y regulaciones laborales, asociadas por ejemplo a la ley de sala cuna, que exige facilidades de acceso a una sala cuna para empresas con más de 20 trabajadoras, además de la ley de fuero maternal, que protege a las madres de la desvinculación hasta que el hijo cumple 2 años y la reciente ley de postnatal de 6 meses.
Desde el otro punto de vista están las mujeres como oferentes, quienes empeñan su tiempo y esfuerzo a cambio de una remuneración, y deben evaluar la conveniencia de esa renta en contraste con las labores de crianza, principalmente asumidas por ellas en la sociedad. En este análisis se debe considerar que las mujeres reciben estadísticamente menos remuneración que los hombres, además de los costos (y riesgos) de tercerizar el cuidado de los niños.
Entre éstas dos miradas, queremos averiguar cuál tiene mayor peso en la determinación de las tasas de participación laboral femenina en el país.

Hipótesis

Para contestar a esta interrogante, se pueden contrastar 2 hipótesis con distintas  implicancias:
  1. Hipótesis con foco en la empleabilidad: Propone que son las empresas las que demandan menos el trabajo femenino en Chile, debido a la complejidad legal y los costos asociados a contratarlas. En caso de ser positiva ésta hipótesis, las tasas de cesantía femenina deberían ser significativamente más altas que las tasas de desocupación de los hombres, como consecuencia de que las mujeres con la intención de trabajar salen al mercado pero no logran ser contratadas.
  2. Hipótesis con foco en la familia: Son las mujeres quienes optan por no ofertar sus servicios al mercado, ya que no logran las condiciones necesarias para realizar las labores de crianza, en las que las parejas masculinas (cuando las hay) han tendido a participar poco. (Barros & Barros, 2008)
Se revisarán éstas hipótesis con los datos obtenidos de la Encuesta Nacional de Empleo y la Nueva Encuesta Nacional de Empleo (INE), que presenta datos trimestrales desde enero de 1986 hasta julio de 2012. De los datos de la encuesta se utilizaron los trimestres enero – marzo, abril – junio, julio – septiembre y octubre – diciembre, dejándose fuera de los análisis los trimestres móviles, para evitar problemas de autocorrelación. Los datos resultantes de los análisis realizados se presentan a continuación.

Análisis de datos


Los datos arrojaron que en promedio un 36% las mujeres en edad laboral (sobre 15 años) participan de la fuerza laboral (ocupadas o desocupadas); en tanto los hombres en las mismas condiciones tienen una tasa de participación promedio de un 74%, que ha oscilado entre un 70% y un 78% desde 1986. Sin embargo, pese a que en los años 1986 y 1987 Chile tenía una tasa de participación laboral femenina de un 28%, a finales de 2011 e inicios de 2012 ésta tasa aumentó progesivamente hasta un  48%, estimándose una tendencia a aumentar en un 0,6% por cada nuevo año, según se puede observar en el siguiente gráfico:

Gráfico 01: Distribución de las tasas de participación laboral femenina (1986 - 2012)
Dada la tendencia observada en la tasa de participación femenina, podemos asumir que alguno de los esfuerzos realizados para mejorar ésta tasa están rindiendo frutos. Para saber si ésta tendencia es estable en el tiempo y por lo tanto identificar cuándo se generaron acciones efectivas sobre la tasa de participación laboral femenina, se revisaron los casos outliers, a través de la función DFBETA de Stata, que mide el impacto que tendría, para cada predictor, el eliminar cada observación. La diferencia es significativa cuando el valor obtenido es mayor a 2/Raíz(N), siendo N el número de casos en estudio (UCLA). Con esto en mente, se observan en el gráfico a continuación aquellos casos outliers que rompen la tendencia estimada:


Gráfico 02: Distribución de valores Dfbeta para cada observación, por año. Se identifican los outliers cuando se escapan de la zona delimitada por las bandas rojas.
Se observa en el gráfico 02 que a partir del año 2010 el comportamiento de la participación laboral ha aumentado a un ritmo mayor que en años anteriores. Al limitar la regresión al periodo 1986 - 2009, encontramos que la tasa de participación femenina tiende a aumentar un 0,12% por cada nuevo trimestre. 
Con el periodo 2010 - 2012 no se pueden hacer análisis estadísticos, dado que el número de trimestres es tan sólo de 10 casos, sin embargo se puede observar a grandes rasgos cambios en la tendencia asumida en la tasa de participación laboral femenina. En el gráfico 03 se observa que la tendencia desde el año 2010 corresponde a un aumento de un 0,38% por cada nuevo trimestre, sin embargo se observa gran variabilidad entre los distintos periodos. Se observa mayor dispersión en éste último periodo, probablemente porque la tendencia no se ha estabilizado, mostrando un aumento sostenido hasta el segundo semestre del año 2011, para luego estabilizarse en cifras cercanas al 47,5% de participación.

Gráfico 03: Distribución de la tasa de participación laboral femenina (2010 - 2012)

Violación de supuestos


Al probar la eficiencia de los análisis realizados, se encuentran dos fenómenos que cabe mencionar: los datos presentan outliers, razón por la cual se separaron los periodos y se encontró que la tendencia ha cambiado en los últimos 2 años, pese a que no parece haberse estabilizado; por otra parte se evidencia que existe autocorrelación positiva en los datos, propia de la inercia las series de tiempo, (Gujarati & Porter) lo que significa que las observaciones no son independientes entre sí, sino que la medición anterior afecta la siguiente, generando dificultades en la eficiencia de las estimaciones realizadas. Debido a esto los resultados de las estimaciones deben ser considerados de forma más general, requiriendose otros métodos de estimación de la significancia estadística de los datos, los cuales están, por el momento, fuera del alcance de quien realiza este estudio. Por esta razón no se ha considerado los índicadores R cuadrado ni los test de hipótesis, ya que sus resultados saldrían inflados por la autocorrelación.  

Contraste de hipótesis


1.- Hipótesis de empleabilidad

En caso de que la tasa de participación laboral femenina se encuentre afectada por un rechazo de las empresas a contratar mujeres, se esperaría, en primer lugar, que las leyes de protección a la mujer y a la familia afectaran negativamente las tasas de participación laboral, en particular después del gobierno de Michelle Bachelet, donde se promovió fuertemente la igualdad de oportunidades de género a través de gestiones legislativas. Éste fenómeno, a la luz de los datos, no se cumplió en lo absoluto, siendo que incluso, en los últimos años, el aumento en la participación laboral femenina ha sido aún más marcado.
Por otro lado, si se considera que más mujeres han salido a participar en el Mercado laboral, si las empresas fueran reacias a contratarlas, se esperaría que las tasas de desocupación (cesantes y personas que buscan trabajo por primera vez en relación a la fuerza de trabajo femenina) aumentaran al ritmo que lo hacen las tasas de participación. En el siguiente gráfico se observa que el comportamiento de éstas dos tasas es inversamente proporcional, mientras la tasa de participación femenina sube, la tasa de desocupación femenina baja. 


Debido a las dificultades de autocorrelación de los datos, no podemos testear si esta diferencia es significativa, como para descartar definitivamente la hipótesis de la empleabilidad. Sin embargo, dados los resultados gráficos, y la tendencia de la tasa de desocupación a disminuir en un 0,11% por cada año, donde la tasa de participación sube a un ritmo de un 0,6% en el mismo periodo, nos llevan a pensar seriamente en que las trabas legales y las dificultades que puedan presentarse por contratar mujeres son menores que los beneficios de incluirlas en su plana laboral. Las razones de ello pueden ser la falta de mano de obra disponible para realizar los proyectos requeridos por las organizaciones, el costo estadísticamente menor de contratar mujeres, entre otras razones que requerirán de posterior investigación.

2.- Hipótesis de la familia









lunes, 10 de septiembre de 2012

Método II

Según Granovetter (en Fligstein, 1996) la incrustación del mercado en las relaciones sociales genera efectos que no se pueden predecir con los tradicionales modelos económicos, por lo que los efectos de las políticas estatales en el mercado no puedes ser completamente predichas. Frente a cambios en el mercado, los actores, dependiendo su tamaño e influencia en el mercado, buscarán mantener el status quo o apoyar el cambio, para alterar las jerarquías. La jerarquía de los actores dentro del mercado está determinada por la forma en que se constituyen las redes sociales y la disposición de los recursos. Esta jerarquía se inserta en las condiciones de gobierno de un mercado, es decir, la forma en que un actor del mercado se organiza para responder a las exigencias de la competencia de manera de poder sobrevivir. (Fligstein, 1996)

Fligstein (1996, Dobbin y Dowd (2000) proponen que los mercados son organismos que se coordinan de manera política, tanto por las tensiones que se dan dentro de una organización como entre ellas. En esta relación el Estado, a través de las instituciones, juega un rol crucial a través de la regulación y la intervención del mercado, al definir las “reglas del juego” que deben cumplir los distintos actores del mercado, produciendo como resultado reglas que moderan la competencia de las organizaciones, en un entorno capitalista, generando condiciones estables de mercado, y por lo tanto menor incertidumbre. Sin embargo, Fligstein (1996) plantea que los cambios introducidos al mercado por el Estado tienden a estar influidos por los grandes grupos de influencia, muchas veces coincidentes con las grandes organizaciones que controlan el mercado. Las normas que el Estado incorpora siempre benefician a una parte del mercado en detrimento de la otra.

En un contexto de innegable inestabilidad e incertidumbre, los actores del mercado utilizan principalmente 2 estrategias para promover la estabilidad: una lucha de precios entre organizaciones o la optimización de sus recursos internos (Fligstein, 1996) con el afán de sobrevivir. Como resultado logran generar nichos, una organización interna que permite tomar decisiones con menor incertidumbre (a través de una cultura cooperativa), o generando sistemas de cooperación entre organizaciones para compartir (y dividirse) el mercado, colusivamente, según estrategias financieros, depredadores o colusivos respectivamente, definidas por Dobbin y Dowd (2000).

Fligstein (1996) plantea que los actores del Estado están permanentemente enfrentando crisis en el mercado, ya que los mercados están siempre organizándose y desestabilizándose. Por esta razón las firmas presionan por intervención o regulación estatal. Dice Fligstein (1996, p. 662) “Tener reglas estables es a veces más importante que el contenido de las reglas”, sin embargo estas reglas tienden a someterse al interés de los grandes grupos económicos.

Las instituciones reflejan el interés de los grupos más organizados dentro de la sociedad, los cuales sólo sufren cambios ante crisis extremas, como una guerra por ejemplo. Esto parece confirmarse para el mercado laboral femenino, con el aumento de la participación de la mujer en el trabajo después de las grandes guerras mundiales, las que sacaron a los hombres de las industrias y a las mujeres de la cocina. En Chile, bajo el gobierno de Michelle Bachelet se implementaron subvenciones al trabajo femenino y políticas de inclusión laboral para la mujer. Es también en éste siglo que las FFAA permitieron el ingreso a sus filas de mujeres. ¿Habrán tenido efectivamente algún efecto las iniciativas en pro de aumentar la participación laboral femenina en el mercado laboral chileno? ¿O las resistencias de las grandes organizaciones habrán logrado evitar el efecto de éstas regulaciones?

viernes, 31 de agosto de 2012

Método I

El desarrollo del trabajo femenino como un “bien” ha requerido de cambios profundos en la sociedad, precipitados por eventos bélicos, protestas y manifestaciones masivas de diversa índole, tanto cívicas como artísticas y económicas. Esto cambios han permitido el desarrollo del mercado laboral femenino, como un nicho dentro de la fuerza de trabajo global. 

En vista de ésta historia no podemos apoyar la tesis de que el Mercado se crea y se mantiene por elementos naturales, propios de la sociedad, o por una “mano invisible”, por el contrario es la sociedad, con voluntad y esfuerzo, la que ha debido delimitar, configurar y perfeccionar el mercado laboral a través del tiempo (Geertz,, C. 1978; White, H. 1981) a través de las definiciones incitadas por los movimientos sociales y finalmente implementadas por las instituciones, en un proceso de cristalización de estilos regulatorios que se realiza en el campo social. (Fligstein, N. 1996 en Ossandón, J. 2012) Cómo ha sido la configuración del Mercado Laboral Femenino a través del tiempo es la pregunta de interés de éste estudio, en particular cómo han intervenido las instituciones, a través de regulaciones y manifiestos, en el desarrollo de éste mercado como se configura hoy en Chile, una tarea que está aún lejos de terminarse, debido a las evidentes brechas en la valoración del trabajo femenino y masculino.

Como hipótesis, proponemos que la intervención de las instituciones puede explicar aumentos o disminuciones en la tendencia de participación de las mujeres en la fuerza de trabajo, en particular buscaremos contrastar el efecto de la nueva ley que establece un post natal de 6 meses ha tenido algún efecto sobre la empleabilidad de las mujeres en Chile.


Método de Recolección de Datos


Para identificar el efecto que han tenido las instituciones en el desarrollo de un Mercado Laboral Femenino, se revisarán los datos recopilados por el Banco Mundial, contrastando el efecto que han tenido la implementación de leyes o la gestión de instituciones que regulan el funcionamiento del Mercado Laboral, siendo la Dirección del Trabajo la principal entidad de velar por el cumplimiento de las regulaciones por los derechos y deberes de los trabajadores, estipulados en diversos códigos, decretos, leyes e incluso en la constitución nacional.


Fuentes de Información


Las principales fuentes de información para contrastar las hipótesis planteadas serán, en la medida en que se encuentren disponibles: 

  • Indicadores, del Banco Mundial 
  • Encuesta Nacional de Empleo, del Instituto Nacional de Estadísticas 
  • Publicaciones de las Instituciones relacionadas y los organismos reguladores, realizados principalmente en prensa u otros medios oficiales

Plan de Análisis


Los datos recolectados serán analizados mediante regresiones que permitan identificar la tendencia de las tasas de participación femenina en el mercado laboral, permitiendo además delimitar aquellos puntos donde se quiebre la tendencia, para analizar las condiciones contextuales que podrían explicar esos cambios.

jueves, 23 de agosto de 2012

Hipótesis (Borrador)

Surgimiento del Mercado Laboral Femenino


Después de gran parte de la fuerza laboral de los países occidentales debiese partir a la guerra, en la década de 1910 y 1940, las empresas que debían abastecer a la maquinaria bélica se encontraron de pronto sin fuerza de trabajo y con una gran demanda de bienes que permitieran seguir batallando. La Industria entonces empezó a considerar a las mujeres como mano de obra. 
En esa época la participación femenina en instancias ajenas a las labores caseras era escasa, de hecho la primera mujer que daba cátedra de Física en la Universidad de la Sarbona en París, fue Marie Curie el año 1906, el voto femenino en Chile se autorizó recién el año 1934, y en países como Afganistán y Andorra se permitió en los años 1963 y 1970, respectivamente. (Wikipedia, 2012) Antes de la Revolución Industrial y su relación con las Guerras Mundiales, las mujeres occidentales tenían una de dos alternativas: Casarse o asumir los hábitos religiosos. (Zárate y Godoy, 2005)

Mujeres trabajadoras de la fabrica de zapatos Alvarez en Bilbao, España. 1920
Las relaciones femeninas estaban fuertemente enlazadas al poder económico que tenía su familia sobre ellas, sin embargo, en la medida en que su participación laboral empezó a aumentar, así también fue evolucionando su identidad, ya que fueron adquiriendo mayor poder económico. Esta evolución sembró las bases de movimientos sociales sufragistas y feministas, que proponían una idea que, en la época (y aún hoy) resultaba revolucionaria: Las mujeres podían hacer las mismas cosas que los hombres... e incluso mejor, como pregonaban los movimientos feministas.
Marcha de Sufragistas, Santo Domingo, 1942.
Según plantea Zelizer, V. (2000) los vínculos sociales están afectados por dimensiones culturales y económicas, siendo el dinero un factor en las relaciones que incide sobre el poder de negociación de cada parte. La revolución feminista de mediados del siglo XX no sólo significó una revolución política, sino que también influyó en el desarrollo del actual rol que cumple la mujer en la sociedad y en su casa. Además, este movimiento generó otro efecto en el ámbito económico: se integró a las mujeres al mercado laboral.

Este proceso de integración a un nuevo rol está aún lejos de haber superado todos sus reveses. Aunque es cierto que la participación femenina a nivel global está aumentando, no necesariamente a un nivel igualitario que los hombres, ya que perciben en promedio una remuneración bastante menor, aún en los mismos cargos aunque particularmente en las posiciones de mayor responsabilidad. (CASEN, 2009; Cabezas et al., 2011). 

Por otro lado, el haber ganado un nuevo rol no significa que haya "perdido" alguno de los que la mujer ha desempeñado tradicionalmente, generándose un fenómeno estudiado en la literatura como "Conflicto trabajo - familia" (Barros y Barros, 2008). Pese a que éste conflicto afecta tanto a hombres como a mujeres, en el caso de éstas últimas se traduce muchas veces en el abandono del trabajo en pro de la crianza de los hijos, rol que no es asumido de forma generalizada por sus parejas. (Godoy y Mladinic, 2009)

Hipótesis respecto del Mercado Laboral femenino en la actualidad


Se considerará el Mercado Laboral Formal, es decir, sin considerar trabajos a medio tiempo, emprendimientos o servicio doméstico, sino que aquella demanda de fuerza laboral a la que se le ofrece un contrato y un salario según las condiciones legales correspondientes. Los oferentes en este mercado son las personas que cumplen ciertos requisitos de experiencia y formación para poder ocupar un cargo, y los demandantes son las organizaciones que requieren llenar o crear una vacante con el trabajo de algún candidato disponible en la fuerza laboral de un país. Asumiremos que una persona que ya está trabajando se mantiene en el Mercado Laboral, ya que puede ser reclutado aún sin dedicarse a postular a ofertas de empleo, a través de la gestión de un Head Hunter.

Al momento de incorporar personas a sus filas, las organizaciones realizan procesos de evaluación de los candidatos, para disminuir lo más posible el riesgo de contratar a una persona que no responda a las exigencias del cargo con los estándares de desempeño exigidos por la empresa. Generalmente inician filtrando los currículum de los candidatos, para ir pasando a las siguientes etapas de evaluación sólo a aquellos que cumplen con ciertos criterios predefinidos.

Los estudios han encontrado que los aspectos valorados por el mercado laboral y que promueven la participación femenina en las empresas son la educación, el número de hijos y el estar soltera, además de algunos factores culturales como los valores más liberales en las familias y en las propias mujeres, se relacionan positivamente con la participación femenina en el mercado laboral. (Contreras y Plaza, 2007)

Considerando que el mercado laboral es un intercambio, donde ambas partes buscan maximizar su beneficio, quisieramos conocer cómo la maternidad incide en el valor que se da al trabajo femenino, en particular luego de un año de implementada la ley que otorga un postnatal de 6 meses.
 









viernes, 17 de agosto de 2012

Introducción - Participación laboral femenina en Chile

Características del Mercado Laboral Chileno

El mercado laboral se constituye por fuerza de trabajo utilizada por personas u organizaciones para ejecutar sus actividades. Las personas con las características necesarias para llenar las vacantes disponibles de trabajo conforman el mercado laboral, ya sea que estén buscando llenar una vacante o que sean buscadas mientras se ocupan en algún puesto de trabajo, para hacerles una oferta. Y los oferentes son organizaciones que requieren de personal que implemente sus planes y actividades de negocio, por lo cual negocian un "precio", o en este mercado en particular: una renta.

En el segundo trimestre del 2012 la fuerza laboral en Chile comprendía 7,223 millones de personas (INE). Los movimientos que se dan en éste mercado se parecen más a las transacciones en la bolsa de valores que a comprar en un supermercado, ya que la renta es negociada en base a la estructura de costos de la organización que ofrece una vacante y a las condiciones comparativas con el resto de la fuerza laboral (Equidad interna y Externa en la asignación de sueldo). Es decir que las empresas “cotizan” diversos aspectos en los trabajadores que puedan maximizar su ganancia, como la calidad de su trabajo previo, su formación, sus redes de contacto, etc. Sin embargo, dada la imposibilidad de predecir el desempeño de las personas, tampoco hay consenso respecto de qué factores considerar a la hora de definir un sueldo o seleccionar a un candidato. Es así como entran a valorarse aspectos como la familia de origen, el color de la piel, la afiliación política, la creencia religiosa, el género, entre otros aspecto que no necesariamente tienen que ver con un buen desempeño, y que por ende cierran oportunidades a priori, tanto para las personas que resultan discriminadas como para las empresas que deben aumentar los costos de encontrar al “candidato idóneo”. El uso de estos criterios está prohibido en la Constitución Nacional de 1980, sin embargo es muy difícil probar en un juicio que se utilizaron algunos de estos criterios en un proceso de selección, por lo que pueden ser (y son) utilizados con impunidad.


La valoración de las Mujeres en el Mercado Laboral

En términos de género, históricamente rol de la mujer en el mercado laboral ha sido bastante restringido, dado que se le ha relegado a la función de criar a los hijos además de hacerse cargo de las tareas del hogar, en contraposición al hombre, quien asumía tradicionalmente el rol de “proveedor”. Así lo refleja la Encuesta Nacional de Empleo (INE) de 1986, donde la tasa de participación laboral femenina era apenas de un 24%, en contraste con un 65,2% de hombres insertos en el mercado laboral.

Sin embargo, la participación femenina ha ido creciendo con el pasar de los años, llegando a una participación de un 41,9% en el año 2010 (INE), dejando de lado su rol de dueña de casa, ahora la mujer está optando por un estilo de vida más autosuficiente, vinculado a todo un cambio cultural cuyo origen se remonta a los movimientos feministas que partieron en los años 20, después de la I Guerra Mundial. Aún así, en Chile todavía estamos lejos de alcanzar los índices de participación femenina que tienen otros países de la región (ni hablar de otros países desarrollados), tal como se aprecia en el siguiente gráfico (Garretón y Garretón, 2010):



Participación Laboral Femenina luego de la Nueva Ley de Post Natal

Con la entrada en vigencia del nuevo postnatal de 6 meses, el 17 de Octubre de 2011 (Diario Oficial) se temió que se vería mermada la participación femenina en la fuerza laboral nacional, dado que las empresas no podrían enfrentar un periodo de ausencia tan largo de sus trabajadoras. Por otra parte, los defensores de ésta ley planteaban que muchas mujeres hacían uso ilegítimo de licencias médicas para extender el periodo de postnatal, y que al legalizar la situación no sólo traería los beneficios de la lactancia materna al niño, sino que disminuiría el abuso sobre las licencias médicas, sin afectar la “demanda” de mujeres en el mercado laboral, ya que informalmente ya se tomaban los 6 meses de post natal.

El objetivo de éste estudio es revisar el efecto que ha tenido ésta ley sobre el mercado laboral femenino, en su primer año de aplicación.